Hoy conocemos que el
déficit por
cuenta corriente se redujo un 45% en los nueve primeros meses del año
2012, situandose en
16.509,1 millones de euros en los nueve primeros meses del año respecto a los
30.296,0 millones registrados en el mismo período
2011, informó hoy el Banco de España.
Esta disminución se debió principalmente a la reducción del déficit acumulado del saldo comercial entre enero y septiembre de 2012 se situó en 22.128,7 millones de euros, un 28% menos que los 30.998,0 millones del mismo periodo del año anterior, en el que las exportaciones aumentaron y las importaciones disminuyeron ligeramente (3,5% y -1,6% en tasa interanual, respectivamente).
Aunque se trata de una buena noticia para la economía española no lo es tanto que el el déficit
energético se amplíe un 13,6% con respecto al mismo periodo del año anterior.
El
elevado déficit energético,
cercano al 4% del PIB, supone
el principal obstáculo para el ajuste del déficit corriente.
Reducir la factura energética es, por lo tanto, uno de los
principales retos de nuestra economía.
El aumento de la eficiencia y del autoabastecimiento energético son las
principales vías que permitirán avanzar hacia dicho
objetivo.
La costosa
factura energética española responde, principalmente, a dos factores: el
reducido autoabastecimiento energético español y
el nivel de eficiencia energética de la economía. En referencia al primero, el gráfico anterior muestra que la
producción energética en España solo cubría el 26,2% del total de energía consumida en el país en
2010. Esta proporción se encuentra
lejos de la media de la
Unión Europea, del
47,2% concretamente.
La menor dependencia europea se debe a varios motivos. En algunos países, viene explicada por la
existencia de importantes yacimientos energéticos. Este es el caso de
Países Bajos o el Reino Unido, cuyas fuentes principales de energía nacional fueron, en 2010,
el gas natural y el petróleo, respectivamente. En otros países, por el contrario, las
energías renovables (que engloban la hidráulica, solar, eólica, geotérmica y biocarburantes principalmente) y la
energía nuclear copan el grueso de la producción energética nacional. Así, en
Francia, el 41,2% de la energía consumida en ese mismo año provenía de sus centrales nucleares, mientras que en
Austria, el intenso uso de fuentes renovables permitía abastecer el 24,8% del consumo energético interno. Por su lado, en
Suecia, ambas fuentes de energía generaron el 63,0% del total de la energía consumida.