martes, 12 de febrero de 2013

20 eléctricas europeas se unen para interconectar la energía eólica.

La fluctuación en la producción es una de las grandes críticas que siempre se ha hecho a la energía eólica. Al depender de si sopla el viento o no, no se puede contar con ella como un fijo dentro del mix de generación de un país. El proyecto Supergrid quiere poner fin a este problema, ya que pretende permitir la existencia de flujos eléctricos desde grandes centros de producción renovable (eólica marina en el Mar del Norte, solar en el sur) hacia grandes centros de consumos.

Emilien Simonot, ingeniero de la dirección técnica de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), subraya que “este proyecto permitirá una mayor integración en red de energías renovables variables ya que conecta zonas de gran producción eólica o fotovoltaica con zonas con altos potenciales de almacenamiento, como pueden ser los países escandinavos que tienen una generación hidráulica importante”. Todo ello permite una “alta flexibilidad en la gestión de cargas”.

Parques eólicos marinos de Reino Unido.

En el caso español, las principal ventaja sería “la posibilidad de exportar al resto de Europa el exceso de capacidad que al parecer tiene España en energías renovables”, según Ana Aguado, CEO de Friends of Supergrid.

Cuando funcione a pleno rendimiento, algo que no se espera antes de 2050, según Aguado, prácticamente toda Europa estará interconectada, con cables que recorren el continente de norte a sur y de este a oeste. Por el momento, la primera fase pasa por realizar los conductos que unirán los parques eólicos marinos en el mar del Norte y en el Mar Báltico. Estos cables no estarán en funcionamiento al menos hasta 2020, según las últimas previsiones.


Problemas con la financiación y con la tecnología.

El principal problema al que se enfrenta el proyecto actualmente es el de la financiación. Se calcula que la construcción de los tubos para transportar la energía supondrá una inversión de unos 30.000 millones de euros, de los que el 40% corresponden a Gran Bretaña. A pesar del interés del Supergrid, es posible que los recortes presupuestarios que afectan a todos los países europeos acaben provocando retrasos en su puesta en marcha.

Por el momento, las 25 compañías que impulsan el proyecto, entre ellas las españolas ACS y REE, están a la espera de que las autoridades europeas aprueben en marzo un reglamento para armonizar la normativa energética de los Veintisiete.

En el plano técnico, también hay una cierta incertidumbre ya que el proyecto se basa en las tecnologías de transmisión en corriente continua (cables de HVDC) que limitan las pérdidas en los tendidos eléctricos y actualmente el transporte de electricidad se hace sólo mediante corriente alterna.

Tres fases.

Actualmente, y hasta 2015, el proyecto está en fase preliminar. Se están estudiando los trazados que mejor pueden conectar los parques eólicos marinos de Reino Unido con el continente. Además, se está investigando la tecnología más adecuada para que no se pierda energía en la fase de transporte desde el centro de producción hasta el de consumo.

A partir de 2015, los esfuerzos se concentrarán en equilibrar la producción de energía entre unas y otras zonas interconectadas y extender la red a todos los centros de producción eólica europea.

A partir de 2020, el objetivo es mucho más ambicioso y Supergrid espera que los cables subterráneos alcancen plantas hidráulicas y solares y que lleguen también a otras zonas de fuera de Europa.

El proyecto se lanzó en 2001 y se reactivó en 2009 después de que la Unión Europea (UE) se marcara como objetivo reducir un 80% las emisiones de gases de efecto invernadero antes de 2050. Actualmente, forman parte de Supergrid veinticinco compañías europeas. Al margen de las dos españolas, también están ABB, General Electric o Siemens.

No hay comentarios:

Publicar un comentario