viernes, 18 de enero de 2013

La eficiencia energética habría sido 5.000 millones de euros anuales más barata que las renovables para reducir las emisiones de CO2.

En poco más de diez años, España ha logrado colocarse entre los líderes mundiales en energías renovables. El esfuerzo ha permitido que produzca una energía más limpia y ha reducido la dependencia energética del exterior.

Sin embargo, por el camino se ha olvidado otra ruta paralela hacia un estilo de vida sostenible: la de la eficiencia energética. Esa vía, que se construye a base de pequeños gestos como cambiar una bombilla, utilizar el transporte público o no pasarse con el aire acondicionado, puede ser, según un estudio que acaba de ver la luz, una forma más barata que las renovables para reducir las emisiones de CO2 y luchar contra el cambio climático.

En un artículo publicado en Energy Policy, un grupo de investigadores españoles liderados por Álvaro López-Peña, del Instituto de Investigación Tecnológica & Cátedra BP de Energía y Sostenibilidad de la Universidad Pontificia Comillas, señala que, según un análisis del periodo de 1996 a 2008, un enfoque dirigido a mejorar la eficiencia energética habría sido más barato que el apoyo a las renovables si el objetivo exclusivo hubiese sido reducir las emisiones de CO2. Los autores cuantifican el ahorro en 5.000 millones de euros anuales (2.100 millones en promoción de renovables y 2.900 en reducción de costes por alcanzar la demanda reducida).

Etiqueta de eficiencia energética.

A partir de estos datos, en el artículo se argumenta que, desde el punto de vista de la política energética, una conclusión natural sería que "las políticas de eficiencia energética deberían ser priorizadas por encima de las de promoción de las renovables". "Sin embargo", añaden, "también es evidente que la eficiencia energética no puede eliminar por completo el consumo de energía". Por lo tanto, si el objetivo es tener un sector energético con apenas emisiones de CO2, las renovables y los consiguientes incentivos para su desarrollo tecnológico también serán necesarias en una segunda etapa.

La clave está en los hogares y el trasnporte


En opinión del autor del estudio, para incrementar la eficiencia energética en España, se debe centrar la atención en el transporte y en los hogares. "Para una familia, la energía no es un coste tan importante como sí lo es para las industrias que, al ser privadas y buscar maximizar beneficios, ya se preocupan de mejorar sus procesos", explica el autor del estudio. En este sentido, Soria reconoce que "no es fácil aplicar esquemas eficaces para favorecer la eficiencia energética", pero apunta hacia medidas como la "implementación de un sistema de generación distribuida"; sistemas de generación de energía domésticos, como pequeños molinos o paneles fotovoltaicos, que al estar más cerca del lugar donde se consume la electricidad mejoran la eficiencia al reducir pérdidas en la red de transporte.

Respecto al transporte, junto a fomentar el transporte público, a pie o en bicicleta, López-Peña indica que es necesario sustituir el transporte en camiones por carretera por el ferroviario, mucho más eficiente energéticamente. "Además, el tren puede ser eléctrico y permitiría introducir energías renovables", afirma. En esta misma dirección, Soria señala al coche eléctrico como una herramienta "para gestionar mejor la demanda al permitir la recarga en horas valle y el uso de renovables". En todos los casos, López-Peña cree que es necesario "que los precios que la gente paga por la energía reflejen sus costes, incluidos los externos, los ambientales".

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