lunes, 20 de mayo de 2013

España en el mapa energético de Europa.

Nuestro país, el quinto que más electricidad produce de la Unión Europea (UE), por detrás de Alemania, Francia, Reino Unido e Italia, no focaliza especialmente su generación en una fuente. Esto le permite presentar un mix energético equilibrado, aunque en los últimos tiempos la entrada masiva de energías renovables, unido a la caída de la demanda (extensible a toda Europa) ha provocado una rebaja  sustancial en la aportación de las centrales térmicas. Falta, eso sí, que ese equilibrio en las fuentes se traduzca también en la factura, ya que el déficit de tarifa no remite y persiste uno de los principales caballos de batalla del Gobierno.

POTENCIA INSTALADA


GENERACIÓN ELÉCTRICA



Frente a lo que han hecho otros países tras el accidente en la central japonesa de Fukushima, España mantiene su apuesta por la energía nuclear. Con matices, eso sí, porque la construcción de nuevos reactores está paralizada, al igual que ocurre en otros Estados Miembro como Austria, Holanda, Polonia o Alemania. Su peso en el mix español no es tan elevado. De hecho, es inferior a la media europea. En concreto, las instalaciones atómicas aportan el 7,4% de la potencia instalada y el 19,4% de la electricidad generada, según los datos correspondientes a 2012 de la patronal europea de compañías eléctricas Eurelectric.

De los Veintisiete, hay 14 países que tienen centrales nucleares (ver cuadro). A estos se añade Irlanda, que aunque no cuenta con ninguna planta en su territorio, se nutre de la electricidad que generan las instalaciones británicas. Francia es el país nuclear por excelencia. El 77,7% de su electricidad procede de esta fuente, dejando apenas hueco para la termoeléctrica (9,5%), la hidráulica (9,3%) y el resto de energías limpias (3,5%). Le siguen, en términos relativos, Eslovaquia (54,3%) y Hungría (43,9%). Alemania, que tras Fukushima inició un plan para cerrar progresivamente todas sus plantas, redujo el peso de la nuclear al 17,6% el año pasado.

De media, la energía atómica representa más de una cuarta parte del total (el 26,2%). España, con el 19,4%, ocupa el 11º puesto, que podrá ser inferior si se confirma el cierre de la central de Santa María de Garoña (Burgos) en julio –Nuclenor, la empresa propietaria, ha pedido este viernes una prórroga para tomar una decisión–.



Por el contrario, nuestro país –y Europa– es cada vez más renovable. Así lo ordena la Comisión Europea, que proyecta un objetivo común para los Veintisiete del 20% en 2020, un porcentaje que casualmente coincide con el fijado para España.

En 2012, siempre según los datos de Eurelectric, las renovables representaban el 20,6% de la electricidad generada, el doble que la media europea (10,4%).



Al calor de las suculentas primas se han desarrollado en los últimos años tecnologías como la fotovoltaica y la termosolar, cuyos precios aún son superiores a los de las fuentes convencionales. Dentro de las energías limpias, la eólica acapara el 72,9% del total de la electricidad generada. De hecho, los molinos de viento representan una quinta parte de la capacidad instalada en España, siendo el tercer país de Europa tras Dinamarca (29%) y Portugal (22%). Con todo, la rebaja de las primas y la moratoria, temporal, que han aprobado los últimos gobiernos para luchar contra el déficit de tarifa han frenado el crecimiento de las energías limpias.

Las condiciones meteorológicas y geográficas son determinantes para la estrategia renovable de los países. España o Portugal son países con periodos de tiempo prolongados de sol y, por tanto, el desarrollo de las tecnologías solares es más propicio que en Dinamarca o Suecia.
Lo mismo ocurre con la hidráulica, otra fuente limpia que aportó el 11,5% de la electricidad producida en España el año pasado. Su desarrollo está supeditado a una orografía muy específica (saltos), lo que hace que países como Malta o Chipre apenas utilicen esta tecnología.



En conjunto, la hidroeléctrica y el resto de renovables suponen el 32,2% de la producción total en España (el 44,9% de su potencia instalada), porcentaje muy superior al del conjunto de los Veintisiete, que se sitúa ligeramente por encima del 21%. Nuestro país ocupa el noveno puesto. Austria es el país más verde de Europa. El 67% de su electricidad procede de fuentes limpias, principalmente de plantas hidroeléctricas (58,5%). Le siguen Suecia (51,8%), Letonia (49,15%), Portugal (47,45%) y Dinamarca (41,32%). En el polo opuesto se sitúan Malta, que no tiene generación renovable, Bélgica (5,95%), Hungría (5,97%), Chipre (6%) y República Checa (6,05%).



La cuarta pata de los sistemas eléctricos europeos, la más importante, porque representa, junto con la nuclear, la principal garantía de suministro, es la termoeléctrica. Son las centrales que producen electricidad a través de combustibles fósiles, como gas y carbón, y, por tanto, más contaminantes. Representa el 50,8% de toda la potencia instalada en la Unión Europea y el 51,9% de la generación. En España, su peso es ligeramente inferior: 47,7% y 48,4%, respectivamente.

Hay países que se abastecen casi completamente de electricidad termoeléctrica, como Malta (100%), Chipre (94%), Polonia (92,94%), Estonia (90%), Irlanda (88,98%), Holanda (85,14%) y Grecia (84,74%). Por el contrario, Suecia (4,37%) y Francia (9,46%) apenas se nutren de esta tecnología.


Fuente gráficos: Eurelectric

viernes, 3 de mayo de 2013

Baterias de Ion-Litio, un nuevo material para el cátodo, el silicio-grafeno.

Hace 4 meses nos llegaba la noticia de un nuevo material para el cátodo, el silicio-grafeno, que auguraba grandes mejoras para las baterías de ion-litio; multiplicar por tres la capacidad de las tecnologías actuales y extender la vida de las baterías hasta de los 5000 ciclos de descarga profundos. Sus creadores decían entonces que el producto estaba listo para salir al mercado, pero calculaban que tardarían 2 años en tenerlo listo.

Sin embargo, dada la gran demanda del mercado de baterías, tanto para aparatos electrónicos como para coches eléctricos e híbridos, el proceso de salida al mercado se ha acelerado y se espera que esté listo para su comercialización en los Estados Unidos en 2014, gracias a un acuerdo entre el departamento de energía estadounidense y la empresa de baterías californiana California Lithium Battery (CalBattery).

Representación artística del grafeno.


CalBattery fue en su día la encargada de combinar los avances en materiales para baterías de ion-litio con el nuevo ánodo de silicio-grafeno desarrollado por el laboratorio nacional Argonne del departamento de energía. En Octubre del año pasado dieron a conocer los resultados de un test independiente que demostraba que usando silicio-grafeno son capaces de lograr una densidad energética de 525Wh/kg, con una capacidad del ánodo que se dispara hasta los 1.250mAh/g, lo que supone multiplicar por 3 las densidades energéticas y por 4 la capacidad del ánodo de las baterías actuales.

Para ello Argonne deposita nanoparticulas de silicio entre las capas de grafeno usando una avanzada técnica de deposición en fase gaseosa que evita los problemas relacionados con los cambios de volumen en los métodos tradicionales permitiendo el uso de silicio, que tiene una capacidad de absorción de átomos de litio 10 veces superior a los materiales usados en los ánodos convencionales.

Por otro lado, Showa Denko K.K. (SDK) ha comenzado la producción en masa de su resina “polysol LB Series” para baterías de ion-litio. El Polysol presentado por SDK es una resina acuosa, que además de suponer un impacto menor para el medio ambiente durante su producción y una reducción de gastos aseguran que extenderá la vida de las baterías de ion-litio actuales y aumentará su capacidad.

La resina es un aglutinante que se encarga de mantener el contacto el material activo del ánodo (o del cátodo) y los aditivos, además de favorecer el contacto entre las diferentes partes de la batería. Sin embargo las resinas utilizadas habitualmente, como el caucho estireno-butadieno o el polifluoruro de vinilideno, se deteriora fácilmente con los cambios de temperatura y pierden sus cualidades, algo que se ha mejorado con el nuevo producto.

Este producto está pues ya disponible, lo cual tendrá una repercusión inmediata en la producción y precio de las baterías actuales. A pesar de que la llegada de los ánodos de silicio-grafeno ensombrecerá estos pequeños avances, hay que esperar a ver los precios de los diferentes productos finales para ver cuales cubrirán las diferentes demandas del mercado. En cualquier caso dos buenas noticias, especialmente la primera, que nos hace soñar con vehículos eléctricos con autonomías similares a los coches de combustión.